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Por: María Camila Estacio*

El acoso escolar, conocido como bullying, es la exposición de estudiantes a hostigamientos físicos y/o psicológicos en el entorno educativo[i]. En muchas ocasiones, tales acciones se relacionan con la raza. Las experiencias despectivas que vivimos como afrodescendientes dejan marcada de forma permanente nuestra memoria, haciéndonos vulnerables. Aunque algunas personas experimentan impactos irreparables en sus vidas debido al acoso escolar dado desde la connotación racista, el racismo escolar abarca más allá del bullying que se ejerce hacia la población estudiantil racializada. 

A lo largo de la historia, la educación ha estado marcada por desigualdades de poder que generan opresión y exclusión, tanto en las relaciones interpersonales como en la perspectiva institucional. El racismo escolar se manifiesta desde la gestión administrativa, hasta las prácticas en el aula. Entre tanto, una clara manifestación del racismo en el sistema educativo es la falta de reconocimiento y subestimación de la estrategia de etnoeducación.

Así mismo, detalles como el material pedagógico reflejan el racismo escolar, no solo por la ausencia de referentes afrodescendientes como autores o personajes principales, sino también por la presencia de útiles que denominan de forma desacertada las tonalidades de la piel. ¿Qué mensaje se envía a las infancias negras cuando la tonalidad más clara de la pintura rosa se llama “piel angelical”? ¿No es la piel oscura de igual forma angelical? Desde las escuelas se exacerba la mirada problemática al aspecto de las personas afrodescendientes, por su color de piel, por su cabello e incluso por la limitación que suponen los manuales de convivencia escolar al uso de “accesorios” como los turbantes.

Todas las manifestaciones de racismo escolar generan desigualdades en el acceso a la educación, el rendimiento escolar, y el desempeño social. Por lo que la lucha contra la discriminación racial no debe limitarse a un evento puntual, sino que debe ser un tema recurrente en la escuela hasta que el racismo se erradique. La educación es un instrumento vigoroso para combatir el racismo, no solo porque puede eliminar prejuicios, sino también porque puede proporcionar habilidades que permitan romper los límites que afectan a las personas afrodescendientes.

Para superar las barreras raciales en la educación, las instituciones educativas deben asegurar que sus aulas sean entornos seguros, libres de racismo, y al mismo tiempo inclusivos. También es esencial abordar las barreras socioeconómicas, lo que implica aumentar la inversión en escuelas con mayor población afrodescendiente y proporcionar apoyo financiero, como subsidios y becas, para evitar la deserción escolar y reintegrar a quienes desertaron. La transformación educativa debe basarse en la equidad, el reconocimiento de que el racismo puede reformarse y en la capacitación del personal (administrativo y docente) en cuestiones de racismo.

Sin embargo, la implementación de políticas públicas antirracistas en las escuelas debe basarse en evidencia sólida, lo que a menudo es un desafío. En Colombia, se han realizado algunos esfuerzos para medir el racismo escolar, pero aún falta una medición regular a nivel nacional. La recopilación de datos relacionados con categorías étnico-raciales es complicada debido a la falta de estadísticas en el sector. La ausencia de mediciones étnico-raciales es en sí misma una forma de racismo escolar, ya que dificulta la creación de políticas públicas efectivas y limita demostrar que el racismo escolar no se basa en percepciones individuales, sino en opresiones sistémicas a las personas de piel negra.

Como la estudiante negra que fui, mi deseo es que la educación funcione de manera óptima para cada afrodescendiente. Cuando era niña, mi aspiración era convertirme en profesora para ser el modelo que no tuve en mi infancia. También me motivó el ejemplo de mi abuela paterna, quien es profesora, aunque mi abuela materna solo pudo cursar hasta el segundo grado de primaria. La brecha entre ellas refleja una contradicción que debe ser abordada. Para lograrlo, es esencial combatir la falta de datos estadísticos en el sector educativo que afecta a grupos minoritizados, así como promover políticas públicas que permitan que las personas negras cumplamos nuestros sueños y que en el futuro todas las abuelas puedan contar sus experiencias como estudiantes. Considero importante permitir la continuidad de trayectorias educativas, sin limitación alguna, dentro de escuelas que sean espacios seguros.

*Mujer negra nacida en Cali con ascendencia del pacífico nariñense. Economista y Negociadora Internacional de la Universidad ICESI. Consultora del Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas. Integrante de la Asociación Colombiana de Economistas Negras – Mano Cambiada. Presidenta de la Fundación CED Pacífico. Con experiencia en el sector educativo y en el análisis de datos con enfoque diferencial étnico.


[i] https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psicologicas/bullying.html